Tú me bajas de las nubes y yo te hago volar
Tú me bajas de las nubes y yo te hago volar, el equilibrio perfecto.
Yo ya no sé qué le ocurre a mi certeza, pero las mariposas ya no vuelan hacia tu ausencia.
El roce de tus manos ya no me hace estremecer de aquella manera en la que alguna vez era capaz de temblar con tu presencia.
Algo en mi ha cambiado, y ya no tengo miedo a perder. Rompieron mis ilusiones en tantos pedazos, que ya no creo en cuentos de hadas, ni en finales perfectos.

Eres real, y eso es lo que me hace disfrutar, tu compañía sin duda me alegra la vida. Tú me bajas de las nubes y yo te hago volar.
Sí te miro con esa inocencia, pero ya no sueño con pasar el resto de mi vida a tu lado, prendida en tus enormes brazos, sino que ahora sé que quiero tenerte por siempre sin que seas para mí. No volver a alejarme de ti, porque tu existencia en este mundo me llena los días y me hace feliz.
Nunca te escapaste de mis pensamientos, pero no de aquel modo tan romántico con el que años atrás te idolatraba, sino de un modo real.
Me conoces tanto que a veces me asusta. Contigo no puedo ocultar nada, cada uno de mis movimientos los tienes presentes.
Sin decir nada, sabes lo que me está ocurriendo, lo que pasa por mi trastornada mente. Tú me bajas de las nubes y yo te hago volar.
Me has visto caer, y nunca me dejaste llegar a lo más hondo. Siempre supiste qué decir para que alzase de nuevo mi vuelo.
Nunca dejaste de creer en mis posibilidades, incluso cuando ni yo misma era capaz de creer en mí.
Jamás me consientes, sí que me proteges cuando hace falta, cuando lo necesito realmente.
Eres un regalo en mi vida, de las casualidades más bonitas que he vivido, todo por un cruce de miradas en aquella sala, por el atrevimiento de mantener contigo contacto.
Contigo puedo hablar de esas cosas que quizá no podría entender nadie más. Horas que vuelan de nuestras manos cuando nos encontramos. Tú me bajas de las nubes y yo te hago volar.
La felicidad de quererte por lo que realmente eres en mi vida, no por lo que quiero que llegues a ser.
Quiero seguir mirándote y que el resto del mundo pase a un segundo plano. Quiero seguir riendo y sonriendo a tu lado.
Ya no soy aquella que se presentó a ti con aquella soberbia y cara dura, aquella chica caprichosa y testadura.
La lucha de egos ya no forma parte de nuestros días, solo el cariño incondicional, ya que por suerte encontramos el equilibrio perfecto
No lo olvides jamás: tú me bajas de las nubes y yo te hago volar.
Me cortaron las alas sin ser consciente de ello, y tú me enseñaste que sin ellas también podía alzar el vuelo y brillar de nuevo.

Me siento agradecida cada día. Hemos recuperado aquella complicidad que di por perdida, puesto que no la merecía. Me alejé de todo aquello que me dabas, no valoré la simpleza y lo valioso que tú me ofrecías, una simple y grandiosa sincera amistad, ni más ni menos que eso.
Tantos locos sentimientos que tuve por ti, irreales, infantiles y desordenados, que no te di el lugar que realmente te correspondía en mi vida.
Lo más grande que hiciste por mí fue ofrecerme tu amistad, tu cariño sin cláusulas, tu protección cuando el mundo era un lugar que me asustaba, me quitaba la sonrisa, aquella que siempre me caracterizaba.
Contigo los malos días pasan a un segundo plano, porque no dejas que mi corazón se quede hecho pedazos, no me dejas que me quede con las dudas, ni con las quejas sin sentido.
Me recuerdas quién soy y me haces llegar de nuevo a lo más alto. Tú me bajas de las nubes y yo te hago volar.

Seguimos visitando lugares con nuestra imaginación, y si no paseamos por Oporto, podemos tomar un mojito en la orilla de cala Saladeta de sabor a fresa, o simplemente la felicidad de comer una palmerita de chocolate viendo una serie de vestidazos de alta costura, maleantes, extorsionadores y mafias.
Esas cosas que solo nos hacen reír a nosotros, en nuestro pequeño mundo loco, con nuestras extravagancias, inconformismo, rarezas y a la par con la simpleza de no dejar de soñar con un lugar mejor.
Ya no deseo que algún día me beses con pasión en uno de nuestros encuentros y nos acabemos arrancando la ropa a bocados, ya no sueño con la intriga del sabor de tu piel; ahora disfruto riendo a tu lado, dejando al resto del mundo a un lado. Ahora te veo realmente y te quiero por lo que eres en mi vida.
Haces que mi mundo sea bonito a pesar de los golpes que nos da la vida, a pesar de las sonrisas perdidas, de las lágrimas derramadas, de las ilusiones destrozadas, de las batallas sin vencedores.
Si se me olvida, tú siempre me recuerdas que soy una guerrera con tutú invencible y que no merezco menos de lo que soy capaz de sentir.
Cuando me tropiezo y me pierdo, recuerdo tu voz diciéndome alto y claro:
«Saca esa sonrisa que revienta vidas ajenas». Créeme que así lo hago.
Esa especialidad que solo tú me haces sentir y solo contigo puedo compartir, simplemente gracias por existir.
-Sara J Pajares-
#Locapormitutú
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