Ni victima ni verdugo la culpa fue del placer
Ni victima ni verdugo la culpa fue del placer consentido…
Vivimos en una sociedad demasiado sucia. Donde el placer mancha demasiadas cosas, donde rompe demasiados sentimientos reales y nadie es victima del placer cuando se consiente.
Está muy bien decir que tú eres libre. Que si otra persona tiene pareja y te busca es problema suyo… Pero no, no eres la pobre amante que se deja engañar por el hombre infiel por naturaleza, por enfermedad o por mucha falta de autoestima y necesidad de atención.
(Lo mismo en el caso de las mujeres infieles que también existen)
Tú eres tan culpable por entrar en ese juego como él por buscarlo. De cama en cama, de bar de bar, de boca en boca o de cuerpo en cuerpo.
He llegado a la conclusión de que el karma me dio una buena patada. Donde espero haber salido más que escarmentada, después de tanto tiempo de sufrimiento.

Me enamoré perdidamente de un hombre que iba con su sonrisa ¨inocente¨ intentando conquistar a todo lo que se movía para llenar su propio ego.
Me enteré meses después de formalizar la relación, que él aun no había cortado sus tonteos de soltero y mientras me juraba su amor, a otras les juraba otro tipo de cosas que no llegaba a cumplir o quizá si, quien sabe… Pero a mi decía amarme con todas sus fuerzas. (Jajaja)
Se marchó de nuestro hogar, dejándome completamente destrozada. Como si todo lo que habíamos vivido durante quince meses no valiese nada y empezó a joderme la vida sin parar. Por supuesto culpa mía que lo consentí durante catorce malditos meses.
En esos tiempos si jugó con otros cuerpos mientras me juraba su amor y no me dejaba marchar, pero tampoco quería quedarse y volver al que fue nuestro hogar. Haciéndome tantas promesas falsas como le vino en gana.
Llegué a estar muerta en vida, sin ganas de volver a despertar al día siguiente. En más de una ocasión incluso lo deseé, para dejar de vivir aquel dolor tan fuerte.
Pero yo no fui víctima de aquello, fui mi propio verdugo.
Conocerle a él fue un castigo que me puso la vida, por mis juegos tiempos atrás con hombres que tenían pareja. Ni victima ni verdugo la culpa fue del placer.
No me puedo catalogar de buena persona, ni nada que se le parezca, porque yo entré en esos juegos sucios y en más de una ocasión, participé en ellos por voluntad propia.
Me excusaba a mi misma intentando ver el lado romántico de aquello. Actuando desde los sentimientos, nunca llegué a entrar en un juego en el que no sentí algún tipo de especialidad más allá del deseo carnal.
(Qué soberana estupidez por mi parte)

No soy consecuente con mis principios, siempre he odiado la infidelidad y yo he sido participe de ese maldito significado.
Aquí empiezan mis delitos y el porqué de mi condena;
Le vi y me gustó tanto, que a pesar de haber escuchado que tenía pareja… Me dio exactamente igual.
Nuestros cuerpos reclamaban atención en un baile de monstruos y muertos vivientes. No llegamos a compartir saliva, pero compartimos deseo, roces y pasión. Sin necesidad de fusionar nuestros cuerpos en un uno solo.
Al día siguiente le busqué, con una de mis estúpidas e infantiles gracias, para suavizar la situación de la noche anterior.
Ahí empezó el juego de su traición escrita, en el que yo no era ni victima ni verdugo la culpa fue del placer.
Alguna que otra noche más, dejamos bailar nuestros cuerpos bajo un mismo son.
Provocando a cada uno de nuestros sentidos, que querían más y más del otro, hasta acabar exhaustos y romper lo prohibido, más allá de nuestra imaginación. Pero en verdad nunca llegó a más de eso.

Las conversaciones ardientes se convirtieron en un ritual entre los dos. En ningún momento pensé en aquella pareja, que pensaba que tenía el mejor novio del mundo, mientras me deseaba a mi y a saber a cuantas más…
Tuve sentimientos más allá del deseo por aquel chico, y esa era mi excusa para seguir jugando sucio en aquella traición.
Todo acabó cuando yo me enamoré de aquel traidor de sonrisa inocente. Con el cual la vida me castigó. Ni victima ni verdugo la culpa fue del placer.
Él no fue el único con el que jugué consentidamente…
Lo catalogaba como el mejor amante, el hombre que me llevó al mayor de los éxtasis sexuales, nuestra pasión era infinita , alguien con quién el coqueteo y el deseo carnal era una costumbre entre los dos.
Él ya tenía pareja y muy formal además. Yo me creí con derecho de mantener ese juego a pesar de su situación sentimental, por el hecho de haberle conocido antes que ella.
No buscaba en él un subidón de autoestima, porque no me hacía falta. Me encantaba seguir su rollo y desafiar cada una de sus palabras. Llevarle al límite y ver hasta donde llegaba realmente.
No volvimos a compartir un encuentro sexual desde que decidió entregarse en sentimientos a otra mujer.
De igual modo, todo eran mensajes con un fin seductor por parte de ambos. Además de alguna que otra cita desafiando esas ganas por las experiencias pasadas. Ni victima ni verdugo la culpa fue del placer.
Pero no siempre retuve mis ganas físicas con alguno de ellos.
Una noche de intérprete entre amigos Españoles y Alemanes para hacer amena la velada… Tomé mucha confianza con uno de los invitados a España.
Todo eran risas y buen humor, hasta que la conexión fue tan fuerte, que el resto del público pasó a un segundo plano de la función y solo en aquella sala estábamos él y yo.
La temperatura empezó a subir, y no era consecuencia del alcohol.
Sentí que por una noche me estaba enamorando de alguien a quien me costaba entender.
Me acompañó fuera del local a fumar un pitillo…
Encima del vestidazo rojo que marcaba cada curva en mi piel, me puse el jersey de uno de mis amigos para no morir de frío… (Era febrero y acechaba el viento polar)

Me quedé toda despeinada después de ponerme aquel jersey. Él intento con sus manos hacer que mi melena de nuevo tomase su forma…
Le pregunté en inglés y poniéndole ojitos sin querer, que si estaba bonita y me empezó a besar como si el mundo se fuese a acabar esa noche y no hubiese un mañana.
Y tanto que parecía que se acababa. Él tenía que coger un vuelo en unas horas para volver a casa con su novia, de la cual yo conocía la existencia y no me acordé ni por un segundo aquella noche.
Distintos lenguajes pero nuestras bocas se entendieron a la perfección. Ni victima ni verdugo la culpa fue del placer.

Tiempo después… Una amistad un tanto peculiar donde el deseo se quedó acumulado años atrás. Un par de intentos fallidos cuando ambos no teníamos compromiso.
Él empezó una relación y por supuesto nos distanciamos porque éramos amigos pero con mucho peligro.
Un día de fiesta años después coincidimos y retomamos el contacto. Él seguía con esa relación además con la cual no era feliz.
Es fácil jugar con las palabras y explicar lo que sentía con él…
Diez minutos antes de nuestro encuentro, me ponía en un compromiso… Esperando que le comparase con otros. Que le dijese cual era mejor para mi, como si eso fuese una lucha de niños.
Me montaba en su coche, poniendo esa música que me hacía vibrar y él tanto odiaba, él alucinaba viendo como cantaba y no dejaba de bailar, sonreía al verme flotar.
El sol pegaba en mis ojos, sin queja alguna por mi parte, sacó unas gafas de sol para protegerme una vez más, como el día que llovía en la ciudad y me quería venir a buscar para que no me mojase por la calle.
La marcha se detuvo, y yo presumida al espejo me miré, él me pidió que dejase de mirarme, que no era necesario robarle belleza al espejo, que estaba que rompía, como el compás que sonaba de fondo.
Entre juegos de cosquillas y caricias, la tensión entre los dos era más que palpable, pero él era ese cobarde, que volvía a casa donde le machacaban y le hacían sentir mal, mientras recordaba una y otra vez mi sonrisa explotar de felicidad.
Con él si hubo algo más allá que un par de besos de una noche extraña. Ni victima ni verdugo la culpa fue del placer.
Al coincidir ambos solteros tiempo después, dejamos nuestro deseo aflorar y creo que en la calle llegó a sonar fuegos artificiales de fondo por ese encuentro tan esperado para los dos.

Por todo esto y cosas que quizá ya ni recuerdo… El karma me dio una bofetada y me devolvió las jugadas que yo consentí; En las que fui una absoluta protagonista. En ningún momento una victima.
Quizá simplemente no fue cosa del karma. Quizá es una necesidad que tengo de encontrar una explicación a tanto dolor que he llegado a experimentar.
Encontrar un sentido al haber conocido a una persona tan cruel, tan mentirosa, y traidora.
No, no soy buena persona. No fui justa con cada una de aquellas novias que desconocían como eran sus parejas en verdad. Alimenté cada uno de esos juegos y participé en ellos. Ni victima ni verdugo la culpa fue del placer.
Quizá lo peor de todo, es que no me siento mal ni me arrepiento porque sentí todo aquello que viví.
He recibido mi castigo por ello y aun lo estoy sufriendo, para ser consecuente de que no debo volver a jugar con un fuego que no me pertenece.
Nunca en mi vida he sido infiel porque va en contra de mi naturaleza, pero si he sido culpable. Ni victima ni verdugo la culpa fue del placer.
-Sara J Pajares-
# Locapormitutú
Comments ( 78 )