En ese momento, llevaba una buena vida con su esposo, Andrew: un hogar espacioso en un barrio de Chicago, viajes al exterior y un hijo en una escuela privada. El dinero era territorio de su esposo, así le dejó en claro a su asesor financiero. Con mucho sigilo, casi acabó con el capital de ambos. Lisa se divorció de él. Ambos tenían un trato amable. Sin embargo, el año pasado Andrew visitó a Lisa para pedirle algo. Sin embargo, la infidelidad también puede afectar el bolsillo y la billetera cuando uno de los cónyuges gasta, toma prestado, retiene o esconde dinero sin decirle a su pareja. Pero no es así: un importante estudio reciente que se publicó en el Journal of Consumer Research en inglés encuestó a personas de 19 a 83 años, y encontró índices de infidelidad financiera similares entre los extremos.
Pese a que no existen reglas exactas para determinar esto, si que podemos observar ciertos indicios que pueden llevarnos a creer que lo que efectivamente siente por nosotros nuestra pareja es interés puro y duro. Desgraciadamente, puede no ser amor verdadero lo que tenéis entre vosotros. Lógicamente pueden asomar diferencias en una relación y los conflictos pueden aparecer en momentos puntuales cuando cada uno defiende su actitud. Alguien que daña a su galán continuamente, no la quiere. La convivencia con alguien es una negociación constante y, por tanto, debe haber un equilibrio entre las necesidades de entreambos miembros. No eres su prioridad Cuando estamos enamorados deseamos estar con algún en cuerpo y mente, y esa persona se convierte en nuestra anterioridad. Eso no significa que tengas que estar con esa persona las 24 horas del día, pero sí que existe un interés por estar juntos. Esta frase, muy popular y tiene mucho de cierto. Cuando una andoba te quiere es congruente con lo que dice y sus acciones concuerdan con sus palabras.
Ay, la pareja. Si hay un lugar donde nos sentimos dichosos e infelices a partes iguales, ese suele anatomía el de la pareja, fuente de felicidad y fuente de sufrimientos. Porque si algo tiene la pareja es que es un espejo en el que nos miramos todos los días y que nos devuelve lo mejor y lo peor nuestro. Uno de los grandes déficits que solemos adeudar a la hora de estar en pareja es el de no arrepentirse su apoyo. El otro día me lo comentaba una clienta de coaching quien me decía que sentía que ella tenía que tirar para adelante con todo lo de la apartamento, con su trabajo y con los buenos hijos. Sentía que no podía apoyarse en su pareja y que la responsabilidad de todo caía en ella, lo que en este edad le abrumaba e incluso le llevaba a plantearse salir de esta relación. Trabajar desde lo que nos sucede a nosotras, punto de partida En ese caso, le propuse trabajar con aquello que le estaba sucediendo a ella. Si te das cuenta, el no sentir el apoyo del otro u otra es algo que es tuyo. Es una percepción tuya, una idea.