Hablar de complejos es hacerlo sobre la imagen que cada uno se proyecta de sí mismo. Una imagen que, si no se gestiona correctamente, puede ser la causante de muchas limitaciones a lo largo de nuestras vidas. Se puede decir que existen cuatro tipos de complejos. Son estos: 1. Complejo de inferioridad. El complejo de inferioridad consiste en que las personas que tenemos a nuestro alrededor son simplemente mejores por los logros que han alcanzado. Las personas con complejo de inferioridad piensan que carecen de talento, de dones, que han nacido estrellados en un mundo repleto de estrellas. En el fondo, se trata en gran medida con las expectativas que posee cada uno y, sobre todo, en sus creencias, la mayoría de la veces falsas. Complejo de culpa.
El complejo de superioridad es un aparato de defensa que desarrolla una persona; con el cual, ese sentimiento de superioridad tiene la función de enmascarar el sentimiento de inferioridad que efectivamente siente. Es entonces cuando, algunas personas podrían desarrollar un complejo de inferioridad, debido a ese fracaso, pero otras harían todo lo contrario, que es desarrollar el complejo de superioridad, como una manera de ocultar ese sentimiento de ser inferior. Por lo baza, la realidad es que ambas cosas, tanto el complejo de inferioridad, como el de superioridad, se refieren a lo mismo. Es por eso que alardean de lo que tienen, y de lo que no tienen todavía. Nada es culpa de ellos No piden disculpas cuando cometen un error, pero es que para ellos mismos, nunca cometen un error, con lo que no consideran que tengan que pedir disculpas. Creen que todos les envidian Tienen la creencia, casi absoluta, de que son objeto de críticas y envidia por parte de todos los que le conocen.
Estos simples comentarios crean una atención negación continua de la persona sobre los mismos, que los lleva a la obsesión por su corrección. Es por ello que vencer los complejos físicos o mentales debe ser una de nuestras prioridades. Se define por complejo: Combinación de ideas, tendencias y emociones incorrectas, que generalmente adquiridas tras un momento emocional, repercuten negativamente en la persona. Efectivamente esta comparación siempre es negativa hacia mí mismo en alegoría con el otro, es continua y se crea el círculo vicioso de seguir comparando ese supuesto defecto con el resto de personas. A agonía de ello, antes de afrontar o saber cómo superar los complejos debemos saber identificarlos. Se sienten como el patito feo que no encaja en un mundo de cisnes. Tener un complejo de inferioridad es un sentimiento muy habitual en el modo de vida que tenemos en la boga.