No te llama Los chicos, por norma, siempre hemos dado el primer paso. Así pues, si pasan los días y él no ha dado señales de vida ni te ha enviado tres docenas de rosas o un pequeño pedrusco de Cartiermal asunto. Lo dicho; si no llama, mosquéate. Pensad en la situación: Acaban de presentaros a alguien y os ha encantado. Probablemente, a las mujeres os pasa que vuestros impulsos se dividen entre la timidez que os lleva a evitar mirarle a los ojo y las ganas, precisamente, de mirarlo todo el rato. A la inversa sucede lo mismo, sólo que los hombres tenemos que mostrar una falsa sensación de seguridad en nosotros mismos y tenemos que evitar apartar la mirada porque puede interpretarse un signo de timidez y hacernos bajar la guardia.
No hay una cuenta exacta porque jamás he tenido una relación de esas que llaman estables y duraderas. Si tuviera que definir mi vida amorosa hasta este momento, diría que ha sido una soltería prolongada. He tenido embarradas master, otras senior y otras junior. Otras veces ha habido historias que darían para guiones increíbles, tan increíbles que no sabría a quién presentarlos primero porque la comprada es segura. Pero no estoy aquí para presumir, ni mucho menos para actuar el papel de vístima con mis aventuras de chica millennial. Estoy aquende para hablar de lecciones. Un gacetilla en el que resumí en cinco lecciones mi experiencia como mujer joven soltera. Pero toda idea tiene un detonante y el mío fue una conversación con un amigo. Él tiene treinta, es libra y no conoce de soltería hace mucho tiempo.
Tengo muchos amigos que se han casado y no creo que sea justo discriminarles. Por supuesto, hay quien elige de forma deliberada no tener galán. Conozco al menos a una andoba que piensa así: sencillamente, no cree que ser pareja sea para ella y no se molesta en buscarla. La soltería, e incluso el celibato como opción consciente, pueden ser magníficos caminos para el crecimiento personal.