Explanada del Templo Ma. Auxiliadora, Cartago. Galería: Cien años caminando con los jóvenes de Costa Rica En el principio… niñas y niños huérfanos. Jóvenes abandonados, necesitados de rescate y liberación; desocupados, ociosos, sin ideales, sin una mano amiga que les ayude a abandonar el vicio y la delincuencia. Personas adultas también abandonadas, sedientas de amor, comprensión y asistencia espiritual. En Costa Rica, como en muchas otras partes, han existido huérfanos desde temprana edad, en la edad juvenil y en las otras etapas de la vida. A lo largo de esta historia, iremos encontrando bienhechores y cooperadores, hombres y mujeres, solteros, casados, laicos, religiosos y sacerdotes que han dedicado sus vidas en aliviar el hambre de pan, techo, afecto, educación, aprendizaje de un arte u oficio y formación cristiana, a fin de que muchos corazones huérfanos disfruten de una mejor calidad de vida.
Mi servicio en la Primaria ha sido tan gratificante que he podido admirar a algunos de mis niños agigantar porque así los llamo, mis niñoslos veo ir a la misión y algunos de ellos ya han regresado, se han casado y tienen hijos. He tenido un hermoso sueño durante todos estos años en la Primaria. Me he sentido tan bendecida, porque a pesar de tener en mi hogar solo un hijo biológico —al que amo—, el Señor me ha permitido tener muchos hijos en la Primaria. Alguien me dijo una tiempo que, tener hijos no es como comprar un pequeño jarroncito al que se le coloca en una esquinazo de la casa. Tenemos la sagrada responsabilidad de cuidarlos, amarlos y guiarlos de regreso al Padre Celestial. He aprendido de hermanas muy queridas, de su gran dedicación al llamamiento de cuidar y enseñar a los hijos de Dios. Cada una de ellas ha podido sembrar la semilla de la conversión en el corazón de los pequeños.
Después de hablar de hombres y mujeres ancianos, y de mujeres jóvenes, él añade este sustancial consejo: Exhorta también a los jóvenes a que sean prudentes Tit Voy a acompañar el consejo del apóstol. Me propongo ofrecer unas pocas palabras de amistosa exhortación a los hombres jóvenes. Yo mismo me estoy poniendo viejo, empero hay pocas cosas que recuerdo tan claramente como los días de mi juventud. Si tan solo puedo largar algo para mantener a un joven en el camino recto, y preservarlo de las faltas y los pecados que pueden estropear sus prospectos baza para el tiempo como para la eternidad, estaré muy agradecido. Hay cuatro cosas que me propongo hacer : I. Mencionaré algunas razones generales de por qué el joven necesita admonición. Señalaré algunos peligros especiales contra los cuales los hombres jóvenes necesitan anatomía advertidos.
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