Fue revisada por el Presbiterio General en agosto de El matrimonio es vital para nuestra naturaleza como seres humanos en sociedad. Dios mismo instituyó el matrimonio al crear y unir al primer hombre y la primera mujer en los albores de la Creación. Entre los creyentes evangélicos, se informa que veintiséis por ciento son personas divorciadas. Muchas otras personas viven juntas en cortas relaciones de conveniencia, desobedeciendo el diseño divino, y también la prevalente investigación de ciencias sociales para el matrimonio, la sexualidad, y la crianza de los hijos. Es imperativo en tiempos como estos que la iglesia cristiana clarifique, enseñe, y fielmente cumpla lo que la Biblia dice acerca del matrimonio. La Iglesia también debe expresar la posición bíblica respecto del divorcio y un segundo matrimonio, lo cual ocurre con demasiada frecuencia cuando uno de los cónyuges, o ambos, abandonan sus compromiso y sus responsabilidades ético-cristianas. Declaración de los principios bíblicos Un cuidadoso estudio de las Escrituras del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento destacan los siguientes principios respecto al divorcio y segundo matrimonio. La naturaleza del matrimonio Se requieren dos especies, hombre y mujer, para completar la imagen divina del género humano.