Ay, la pareja. Si hay un lugar donde nos sentimos dichosos e infelices a partes iguales, ese suele ser el de la pareja, fuente de felicidad y fuente de sufrimientos. Porque si algo tiene la pareja es que es un espejo en el que nos miramos todos los días y que nos devuelve lo mejor y lo peor nuestro. Uno de los grandes déficits que solemos tener a la hora de estar en pareja es el de no sentir su apoyo. El otro día me lo comentaba una clienta de coaching quien me decía que sentía que ella tenía que tirar para delante con todo lo de la casa, con su trabajo y con los buenos hijos. Sentía que no podía apoyarse en su pareja y que la responsabilidad de todo caía en ella, lo que en este momento le abrumaba e incluso le llevaba a plantearse salir de esta relación. Trabajar desde lo que nos sucede a nosotras, punto de partida En ese caso, le propuse trabajar con aquello que le estaba sucediendo a ella.
Las memorias de aquel evento me marcaron como mujer. Y sentaditos al lado del pastel estaban los recién casados: la glamorosa Barbie y el guapísimo Ken. Como niña al fin, pensaba que para toda mujer existía un maravilloso Ken. Estoy hablando de que nos hemos rebajado de tal faceta, que hasta nos da vergüenza admitir lo idiotas que fuimos. A cien pensamientos por segundo empezó a agenciárselas desesperada en los archivos de su mente una respuesta inteligente.
Buscas ese amor que nunca te dieron y has visto que es una situación complicada porque tienes una laceración emocional profunda. Puede ser que aun sientas mucha rabia hacia ellos. Frontal necesitas conocer las causas y captar por qué habéis llegado hasta levante punto. Algunas veces la vida nos pone a prueba. Pero no hay que ponerse en el peor lugar. Lo mejor es ver las cosas con perspectiva antes de tomar cualquier decisión respecto a vuestra relación.