Sociedad Ada Funes En muchas ocasiones solemos pensar que empezar una conversación con una persona que no conocemos puede ser bastante difícil. Todo tiene que ver con nuestra forma de ser, ya que podemos ser tímidos y no nos atrevamos. Es importante mentalizarse de que se puede perder la oportunidad de conocer a alguien interesante. Aprende a dejar el miedo o la timidez de lado El miedo o la timidez no son buenos aliados.
Edgar Morin. También les queda no largar amén, no dejar que les maten el amor, recuperar el habla y la utopía, ser jóvenes sin acrofobia y con memoria, situarse en una historia que es la suya, no convertirse en viejos prematuros. Mario Benedetti. Desde esta percepción, por un lado, se cae en la seducción por los jóvenes al divinizarlos y convertirlos en producto de consumo; por otro, se les estigmatiza al percibirlos con valores quebrantados atribuyéndoles el aumento de la droga, la violencia y la delincuencia. Son éstas, las narrativas instituidas que dejan fuera a las narrativas construidas por los jóvenes sobre sí mismos, es decir, a las narrativas instituyentes. Desde lo simbólico, tal nacionalización entraña una impronta de fuertes construcciones sobre los sujetos jóvenes generando innumerables mecanismos de invisibilidad de la descarte social, reafirmando así «la no-existencia de los excluidos sociales » los jóvenes Dark viven el rechazo inmediato de la gente, sólo por su gala oscura no se les acepta; existe una intolerancia hacia ellos atribuyéndoles acidez y desorden; y por el aprovechamiento del color negro se les sataniza; en las escuelas padecen la descarte, los maestros no les permiten el acceso a sus clases y se les exige que cambien de gala y de forma de actuar. Por nuestra parte preferimos enfocar y captar la condición juvenil a partir de la propia perspectiva del actor, en este caso el de los jóvenes Dark. Al aproximarnos a la condición juvenil por medio de la fábula nos encontramos con dos tipos de narrativas: las instituidas y las instituyentes, las primeras se refieren a la manera en que los jóvenes son ubicados en las narrativas de filiación, habitualmente definidos en oposición a los adultos, las segundas son aquellas en las que se considera la forma en que los jóvenes construyen sus propias narrativas sobre sí mismos y por ende su identidad, dentro de las redes de relación con los adultos y con otros jóvenes. Pensamos que las narrativas de identidad instituidas no son apropiadas a los jóvenes, ya que la comprensión de lo que significa ser «jóvenes» ha alterado a través del tiempo y el espacio; la noción de juventud ha experimentado cambios de un periodo histórico a otro, de cultura a erudición y de comunidad a comunidad, es un universo cambiante y discontinuo de nuevos modos y nuevas expresiones.